miércoles, octubre 19, 2005

Próxima estación: Tribunales

El martes increpa a la ciudad con otro día caluroso. El reloj sugiere que son las 16:20 horas. Llegando al cruce de Tucumán y Talcahuano se puede ver un parque en donde muchos aprovechan para tomar sol, algunos chicos juegan a la pelota y otros pasean su perro. Sin embargo, nada llama la atención como el gigante edificio de Tribunales, el cual ocupa casi toda la cuadra y acusa signos de que el tiempo ha pasado. De todos modos, se percibe que están haciendo algunas refacciones. Hay también una pequeña playa de estacionamiento. En ella, se encuentran vehículos de todo tipo, pero se destaca uno solo: Es un jeep verde. Presenta el detalle de una flor naranja hecha con papel en el vidrio izquierdo, banderitas, volantes pegados de Patricia Bullrich en distintos sectores y está repleto de trípticos que contienen las propuestas para las elecciones del 24 del corriente mes. Como corolario, una típica música de campaña política se desprende del rodado.
Ahí nomás, a unos pasos de la entrada de subte de Tribunales, están los candidatos, o algunos, pero más que de costumbre. Todos ellos intentan repartir los trípticos a cada una de las personas que transitan la cuadra. Las reacciones varían. Van de un extremo al otro. Están quienes reciben el folleto, sonríen y siguen de largo, y los que no reciben el folleto aduciendo “Soy de provincia”. Lógicamente, “La Piba” también forma parte de la escena, pero ya no parece famosa. Acceder a ella es tan sencillo que pierde atractivo. De todos modos, le basta para acaparar más miradas que el resto. Vestida con un saquito amarillo, pollera del mismo color y zapatos beige, escucha a una mujer que le manifiesta sus preocupaciones respecto al tema de la jubilación, es interceptada por alguna abuela con afán de darle un beso, y también se lleva miradas de desdén de gente que la trata con indiferencia. Hasta aquí, nada se presenta muy diferente al acto realizado el jueves pasado en Callao Y Corrientes. Sin embargo, en esta ocasión hay otra cosa para mostrar. Yendo hacia el medio del edificio, arriba de una pequeña escalera, se aprecia una gigantografía de un resumen de los gastos de campaña del partido, con dos palabras que lo atraviesan: “Cuentas claras”. La misma contiene arriba, el período de duración de la campaña (24/08/05 al 21/10/05) y los diferentes gastos. Debajo de todo, se lee: Total de egresos $ 243.626.60. Luego se acerca un hombre, se llama Juan Ramón Rojas Silveyra, es décimo segundo candidato a diputado, especialista en Marketing, UTN, y profesor de artes visuales de la Universidad Complutense de Madrid. Enseguida, me aclara que: “si tenés en cuenta lo que se gasta en otras campañas lo nuestro no es nada”. Pensé en Macri, Carrio, Bielsa al mismo tiempo. Por otra parte, sus palabras provocaron que tenga necesidad de preguntarle de dónde habían sacado la plata para financiar los gastos. Me respondió: “La plata sale del aporte del público, de donaciones privadas y de los candidatos”. No me quedé del todo conforme, aunque no se lo dije. Después me pide un mail, con la idea de enviarme toda la información del partido, también me dice que anote el suyo por cualquier duda que me surja, y lo hago. Hay una abundancia de amabilidad en todo Unión Por Todos, tanta que empieza a fastidiar. Sonrisas y más sonrisas, chistes, es raro ver caras serias. El tiempo va pasando y llega el momento de la foto grupal. Una mujer alta, morocha, pelo largo, de unos 33 años, con remera gris y jeans azules, es la fotógrafa. Los candidatos se enteran de su presencia y se dirigen hacia donde está la gigantografía de los gastos, a la cual tapan con sus cuerpos, y no sale en cámara. Son nueve los integrantes del partido que posan para la foto, Juan Ramón Rojas Silveyra y Andrés Vaira Laborda (Abogado, UCA. Mediador Oficial), le agregan el contenido humorístico y juegan a arreglarse el cabello. No hace falta decirles que sonrían, les sale solo. La fotógrafa, entonces, presiona el botón. Inmediatamente, todos bajan los escalones para seguir repartiendo los trípticos. El sol penetrante todavía sigue, aunque se acerquen las 17:00 horas. El final es sorpresivo. Una Patricia que estaba tranquila, de repente, manifiesta que se tiene que ir. Sus palabras son órdenes. Ni bien lo expresa, ella y cuatro más se introducen en el Renault Clío gris. En un abrir y cerrar de ojos, el auto desaparece. Quedan cuatro, entre ellos, Juan Rojas y Carolina Estebarena, los cuales se quedan para bajar la gigantografía y depositarla en el jeep verde. En un abrir y cerrar de ojos, este también se va. Tribunales vuelve a la normalidad.